Enfermedad Vascular Periférica

Molestias en las piernas con el esfuerzo

Si siente molestias en las piernas - dolor, pesadez, cansancio - al caminar, subir pendientes o escaleras, y su capacidad de marcha se ve progresivamente reducida, podrían ser los primeros síntomas de la Enfermedad Vascular Periférica (EVP).

¿Qué es la EVP?


 

Factores de riesgo de la EVP


 
  • Diabetes.
  • Tabaquismo.
  • Hipercolesterolemia.
  • Antecedentes personales o familiares de EVP.
  • Enfermedad renal.
  • Obesidad.
  • Hipertensión.
  • Antecedentes enfermedad cardiovascular o ACV.
  • Inactividad física.
  • Edad.

¿Cuáles son los síntomas de la Enfermedad Vascular Periférica (EVP)?


Molestias en las piernas al estar en movimiento, que se calma en reposo.
 
Molestias en las piernas que también puede presentarse en glúteos, muslos o pies.
 
Molestias en miembros inferiores, aun en reposo, que puede incluso perturbar el sueño.
 
Úlceras en pie y tobillo, pequeñas o distribuidas en una zona más extensa. 

 

Diagnóstico

​¿Cómo detectar la enfermedad?

 

En los diabéticos y fumadores, a partir de los 50 años es conveniente una evaluación anual para detectar la EVP

  • Las obstrucciones arteriales NO SIEMPRE provocan molestias.
  • Muchas veces los síntomas se atribuyen a la edad, reuma, artrosis, el clima….
  • Si se detecta la enfermedad, el tratamiento puede prevenir consecuencias graves.

 

Personas adultas mayores de 70 años tienen mayor riesgo de padecer EVP

Una simple consulta a su médico de cabecera puede ayudar a prevenir cambios en su estilo de vida.

¿Qué es la ICM?

(Isquemia Crítica de los Miembros Inferiores)

La forma más avanzada de la Enfermedad Vascular Periférica se denomina Isquemia Crítica de los Miembros (ICM). La Isquemia se produce cuando llega menos sangre a un tejido, por ejemplo, los músculos de las piernas. El menor aporte de oxígeno y de nutrientes reduce la capacidad de trabajo de los músculos y provoca DOLORES. En los casos severos, éste se manifiesta aun en REPOSO y por tiempo más prolongado. La nutrición de la piel está comprometida y es frecuente observar úlceras y mala cicatrización de las heridas.
 

 Línea del tiempo de la Enfermedad Vascular Periférica

 

 

Tratamientos

El profesional a cargo determinará qué tratamiento de la EVP requiere cada paciente, según la gravedad del cuadro. El primer objetivo es restaurar y preservar una irrigación sanguínea adecuada hacia las extremidades. 
 

Acciones
(no invasivas)



Según el caso y el criterio del médico a cargo, se pueden tomar algunas medidas para modificar el cuadro del paciente:​

  • Cambio de alimentación
  • Ejercicio físico controlado
  • Dejar de fumar
  • Medicamentos

Angioplastia
(mínimamente invasiva)

 

Se pasa un catéter con balón a lo largo de la arteria obstruida. Se infla el balón para comprimir la placa contra la pared arterial y despejar el vaso.

Es opcional colocar en la arteria un pequeño tubo de malla metálica (stent) u otro dispositivo para reducir la posibilidad de que se vuelva a cerrar.

Bypass
(cirugía)



En esta intervención, se usa una vena del paciente (o un pequeño tubo artificial) para crear un puente entre dos segmentos sanos de la arteria, evitando la parte  obstruida.

Preguntas frecuentes

La Enfermedad Vascular Periférica (EVP) es la obstrucción de las arterias que irrigan todos los órganos fuera del corazón. Incluye la Aorta, las arterias que llevan sangre al Cerebro, a los Riñones y a las piernas y los pies, es decir, los Miembros Inferiores. Dichos vasos, se estrechan y/o se obstruyen y disminuye el flujo sanguíneo hacia las piernas.

Hay varias razones por las que se pueden tapar u obstruir las arterias: Las paredes de las arterias comienzan a acumular “placas” compuestas por Colesterol, sustancias grasas, Calcio y Fibrina. Esto se denomina Aterosclerosis. Y ésta provoca la EVP. El crecimiento de esas “placas”, reduce el flujo sanguíneo en las arterias, que son las encargadas de llevar el Oxígeno y otros nutrientes. A nivel de las extremidades inferiores esto puede generar molestias cuando aumenta la actividad muscular (al caminar) y reducción en la de movilidad.

La edad provoca que los tejidos se vuelvan menos elásticos. Si bien la EVP es más frecuente luego de los 70 años, en personas con múltiples factores de riesgo (especialmente Diabetes y tabaquismo), a partir de los 50 años se recomienda evaluar la circulación periférica, aun sin padecer dolores de piernas, para detectar una EVP asintomática.

La diabetes es uno de los principales factores de riesgo.
El tabaquismo es otro factor de riesgo destacado.
La hipertensión arterial
El colesterol elevado
La obesidad
El sedentarismo

Generalmente, con dolor u otras molestias (calambres, ardor, quemazón, etc.) en los miembros inferiores: piernas, pies, muslos, glúteos. La característica más importante es que comienzan al caminar y CEDEN con el reposo. La EVP asintomática se puede detectar por la falta de pulsos en las piernas o con estudios no-invasivos (Eco-Doppler). También puede ser que se observen heridas lesiones espontáneas o que no cicatrizan en los miembros inferiores –generalmente en piernas y pies-, más frecuentemente en Diabéticos. Esto indica que se debe consultar al médico rápidamente.

Cualquier persona puede padecer EVP pero los grupos con mayor riesgo de contraerla son los diabéticos y los fumadores, así también la gente que tiene alto colesterol, importante sobrepeso y quienes presentan hábitos de vida sedentarios.

No, la EVP no es hereditaria.

El diagnóstico de EVP se hace en base a tres evaluaciones muy simples e incruentas:

Pulso de las piernas: La falta o marcada reducción en la amplitud del pulso revela una obstrucción arterial.

Índice brazo – tobillo: Se toma la presión sanguínea en simultáneo tanto a nivel de brazo como de tobillo. Surge un coeficiente de dividir los resultados de la presión de la pierna sobre la del brazo. Entre 0,9 y 1,3 son valores normales. Cuanto menor es el valor, mayor el grado de obstrucción en el miembro inferior. Indica no sólo la presencia de la EVP sino además su severidad.

Eco-doppler de piernas: Ultrasonido que evalúa el flujo sanguíneo y detecta la ubicación de las obstrucciones.

Una vez que se detecta que una persona padece EVP, el médico decidirá qué tipo de tratamiento le conviene según criterios anatómicos (ubicación, longitud y severidad de las lesiones) y criterios clínicos (Síntomas, edad, riesgo quirúrgico, condición general del paciente, intervenciones previas). Hay distintos tipos de tratamiento:

TRATAMIENTO MÉDICO
Cambios de hábitos en la vida cotidiana para aumentar el flujo sanguíneo en las piernas: régimen alimentario, actividad física (ejercicios programados y supervisados).
Control periódico de factores de riesgo cardíaco.
Toma de medicamentos que disminuyan la probabilidad de infarto al corazón o accidente cerebro vascular (ACV).
Indicaciones del médico para evitar heridas y/o infecciones en el miembro afectado, especialmente en pacientes diabéticos.

INTERVENCIONES:
Revascularización Endovascular: En los casos que puedan tratarse de esta forma para recuperar el normal flujo de sangre. Se introduce un catéter (tubo plástico) por el vaso afectado, se comprime la obstrucción y se coloca un stent (dispositivo metálico cilíndrico que queda adherido a la pared del vaso tratado) u otro dispositivo, para mantener la arteria abierta y evitar una re-obstrucción. (método mínimamente invasivo).

Revascularización Quirúrgica: Se realiza un “by-pass” (puente) entre dos segmentos sanos del vaso afectado por la obstrucción. Se utiliza una vena del propio paciente o una prótesis sintética, según el caso.

Ante todo, hay que acudir al médico de cabecera, un médico clínico. Al contarle los detalles de lo que sucede, él derivará al paciente con un especialista en cardiología y/o cirujano vascular.

No necesariamente. Pero hay que cuidarse, controlarse mucho y hacerse controles evaluaciones periódicas. Hay que evitar el “pie diabético”, que es la presencia de ulceración, infección y/o gangrena del pie, asociada a la neuropatía diabética y diferentes grados de enfermedad vascular periférica. La mayor dificultad para cicatrizar observada en los Diabéticos, hace mucho más importante la PREVENCIÓN de las heridas y tratar de preservar el flujo sanguíneo a las piernas.

La Enfermedad Vascular Periférica, es la expresión de una enfermedad, la Ateroesclerosis, en los miembros inferiores. Detectar la EVP, aún asintomática, puede permitir reducir el riesgo de un infarto o de un accidente cerebro vascular (ACV). En los pacientes con síntomas, un tratamiento adecuado y controles periódicos aumentan la capacidad de marcha, mejoran la calidad de vida y reducen significativamente la posibilidad de pérdida del miembro afectado (amputación).

El pronóstico a mediano-largo plazo de la EVP se basa en mejorar dos aspectos, que están relacionados, pero con tratamientos distintos: Uno está orientado a aumentar la cantidad de sangre que llega a los miembros inferiores (Con medicación, ejercicios programados y/o alguna intervención). El otro, a reducir o controlar, los factores de riesgo que inciden en la Ateroesclerosis, que es la enfermedad de base. La contribución del paciente empieza por entender su enfermedad, decidirse firmemente a cambiar hábitos de vida perjudiciales (Tabaquismo, obesidad, sedentarismo) y no discontinuar los controles y tratamientos médicos.

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